Hidalgo y Marchetti, una vez
que dan por explorados una serie de
caminos estrictamente musicales, tales
como el serialismo, la música concreta y
la electroacústica, paulatinamente se irán
inclinando a la utilización de los
instrumentos como símbolos, y no como
productores de sonidos. Se apartarán del
hecho musical para acercarse al hecho en
si, sin las ataduras de un lenguaje, que
aun siendo nuevo e ignorado por la mayoría
de sus hipotéticos espectadores, corría el
peligro de consumirse en sí mismo en
circulos esotéricos de iniciados que se
autofagocitan, perpetuándose en la
repetición maquinal de un bucle sin fin.
Lo "no exclusivamente
sonoro" abría un campo inmenso llenos de
fascinantes sugerencias e interacciones, y
el arte, si lo hemos de considerar espejo
de una sociedad, en aquel momento sólo
podía ser absurdo, porque
absurdos eran las derivaciones que
forzaban el discurso de muchos creadores
del momento. El realismo de autores
escénicos de aquella época como Buero o
Sastre mostraba, utilizando múltiples
vericuetos, una realidad palmaria que el
público vivía diariamente. Sin embargo,
los trabajos de ZAJ intoducían al publico
en un mundo donde todo era posible, en el
que la evasión era un hecho y donde los
mecanismos del poder hecho tiranía
quedaban radiografiados, en tanto que su
paranoia y manía persecutoria liberticida
les hacía ser absurdos. (Rubén
Figaredo en ZAJ no ha
muerto (ZAJ. Colleción Archivo Conz),
publicado en el catálogo de la
exposición ZAJ. Colleción
Archivo Conz en la Círculo
Bellas Artes, el 5 de febrero de 2009 en
Madrid.
Sobre Juan
Hidalgo - El sonido del gesto.
Sobre
el grupo Zaj: A
Zaj lo que es de Zaj
English
versións:
Render unto Zaj the things that are Zaj
Juan
Hidalgo - The Sound of a Gesture

Rubén Figaredo -
Ángulos Muertos - Nuevas Entregas para
Viajeros.
...la última obra
-superdinámica- de Rubén
Figaredo: Angulos muertos, nuevas
entregas para viajeros.
Delante de otros cuantos amigos
disfrutamos con el elogio de un objeto que
es palabra más imagen e imagen sobre
palabra, que lo mismo discurre entre las
manos que se aparece en las ventanas
de Guillermo Puertas, que está
escrito en un español tan chispeante y
proteico que lo entiende todo el mundo
como si fueran las fotos. El historiador
del arte y artista en general que es
Figaredo comparte conmigo varias cruces y
una es que la gente nos reprende mucho: se
ve que nos empeñamos en preparar
combinados de sabores contrapuestos que
resultan algo arduos. "Me haré amigo de
los lares viales, elfos y penates, de los
descamisados que apuran el don simón
de un presente sin futuro", (Rubén,
2008, página 60). (Lluis Xabel Alvarez,
en La Voz de Asturias)
Ángulos muertos' es «una
declaración de amor al viaje y una conjura
contra la falta de comunicación». Pero
también es un falso libro de viajes, un
falso ensayo, un falso tratado de
filosofía... Tampoco es que trate de
explicar mucho más su autor, el gijonés
Rubén Figaredo, porque en realidad sólo su
lectura puede desvelar al lector la
singular propuesta de este doctor en
Musicología que ha hecho de la escritura
una actitud vital. (Leticia Álvarez en El Comercio)
...El escritor, que es
Doctor en Historia y Ciencias de la
Música, ha estado rodeado de sus lectores
y el ha reconocido que está en su salsa.
“Ángulos muertos. Nuevas entregas para
viajeros” ha llegado en buen momento a
Madrid y ha sido acogido por esta gran
Feria de los libros, referencia obligada
de todo escritor que, como Rubén Figaredo,
es sensible a la condición humana. Su
libro es una expresión y una muestra de
ello. Vive la aventura, ama la observación
y viaja sin prisas. Esto es lo que ha
transmitido este escritor asturiano en la
ciudad del ruido y las prisas. Sus
lectores le admiran esa sencillez y esa
forma tan fácil de hacer la vida más
llevadera. La lectura de “Ángulos muertos”
es un libro no sólo para viajeros. Es un
libro para los amantes de una buena
literatura. (Blog del Gremio de Editores de
Asturias)
Reseña en El
Observador Nº 15, II cuatrimestre
2008, página 34, por E.F. - publicada
por FADE.
El
jardín de Aquilón
El empeño de Rubén Figaredo por
dominar la luz, poco tiene que ver con
un afán por la multifacetia, sino
que es la inevitable consecuencia de su
naturaleza artística. La naturaleza de un
hombre que no ha podido aplicarse nunca la
máxima rilkiana de llegar al fondo del
interior para saber si se puede vivir sin
crear, porque la pasión creativa ni
siquiera le ha dejado terreno para la
duda.
Creo que Figaredo vive
convencido de que no puede evitar tener
algo que decir, como quien ha firmado un
pacto secreto con alguna potencia en la
que la única condición fuera no rendirse.
No rendirse a las modas, ni al desaliento,
y explorar el entorno y explorar lo
interno hasta encontrar una nota, una
palabra o una luz, que desencadene un
milagro tan antiguo como el de la vivencia
extática; el milagro del arte. (Eugenio
Fuentes, periodista y escritor.
Inauguración de la exposición “El
jardín de Aquilón” Club de Prensa
Asturiana 15 de noviembre de 1990.)

Campos Magnéticos
“Rubén Figaredo ha centrado sus
primeros trabajos conocidos en una visión
particular de nuestro patrimonio
arquitectónico que trataba simbólicamente
como parte de un paisaje más amplio en el
que la atmosfera se transfiguraba
haciéndose contemporánea (…) ampliando el
campo hacia un paisaje cargado de
referencias arquitectónicas pero basado en
una construcción más geológica. El uso del
color permite captar los más sutiles
matices y la transformación del objeto”. (Francisco
Crabifosse. La Nueva España, 8 de
noviembre de 1988.)

Por amor al arte.
Fragmentos de una enseñanza
desconocida.
“Rubén Figaredo, el autor
de estos artículos que ahora quiere
compartir con la comunidad universitaria,
es una muestra de cómo el espíritu
universitario aún permanece vivo, aunque
sea en una mínima parte; y esto es
altamente gratificante y es lo que
estimula a buena parte de los profesores:
comprobar que hay estudiantes que aprenden
leyendo a Schiller, que disfrutan con los
textos de Neruda, que se entusiasman
escuchando a Mozart y se emocionan viendo
los árboles desnudos y sintiéndose por
ello ‘los más ricos y afortunados de los
mortales’. ¿Puede cualquier carrera
universitaria aspirar a algo mejor para
sus estudiantes que proporcionarles los
medios para no necesitar más que unas
palabras, unos sonidos, unos colores, unos
olores, unas sensaciones para sentirse
partícipes de lo mejor de nuestra
civilización?; valores, además,
permanentes que no pueden ser suprimidos o
devaluados por las alteraciones de mercado
ni por la aparición de nuevas tecnologías.
Posiblemente esa sea la miseria de las
Facultades de Humanidades, pero también,
indudablemente, su grandeza”. (Rosa María
García Quirós. Vicedecana de la Facultad
de Geografía e Historia de la
Universidad de Oviedo. En: Por amor al
arte. Fragmentos de una enseñanza
desconocida; pág. 5.)